Investigando y Reconociendo la Consciencia: La Visión
30 marzo 2020
Un poquito más de sabiduría para poder aclarar dudas y afinar en vuestra práctica. Enseñanzas esenciales para ir directos al grano, sin rodeos y sin más preámbulos.
Investigando y Reconociendo la Consciencia: La Visión
Debido a que la Re-Iluminación depende directamente del reconocimiento de lo que nuestra consciencia es en su estado original, debemos examinar nuestra consciencia de una forma directa.
Aunque la introducción directa a la naturaleza de la mente o la esencia de la consciencia pura o el ser, la Revelación de la Verdad Tal Cual Es, el Tathagatagarba, es lo que expliqué e introduje en el texto anterior, muchas veces “Eso” no puede ser visto o intuido directamente por el recipiente, o a veces se puede ver, pero todavía uno se pregunta: “¿pero entonces?, ¿qué…?, ¿qué debo hacer? ¿cómo debo meditar?, es decir que, aunque uno haya podido tener un vistazo de esa verdad, nuestras tendencias son tan potentes que casi al siguiente instante de verlo, uno “lo pierde”, o “se olvida”, es decir, no sabemos cómo volver a verlo otra vez de forma directa.
Es por esto, que si la introducción directa, la cual está más allá de toda elaboración, no ha surtido el efecto que pretendía, entonces uno debe dedicarse a investigar y reconocer. Eso es lo que voy a explicar ahora.
La investigación sirve para poder ir en la dirección correcta, y reconocer sirve para quitar las dudas. Lo contrario de estos dos es lo que llamamos distracción e ignorancia. La distracción es simplemente el estado ordinario de nuestra mente, el cual está sujeto a la fijación sobre cualquier tipo de manifestación espontánea que surge desde dentro de la naturaleza de la mente; es decir, en el momento en el que surge cualquier cosa en la mente, si uno simplemente se fija en eso que surge, y como consecuencia se va con ello o se influencia por ello, queda atrapado en ello, y entonces se dice que uno se ha distraído; esta distracción puede estar aplicada tanto a un estado dinámico, como son los pensamientos, las sensaciones, las percepciones sensoriales, las creencias etc., como a un estado inerte, como por ejemplo el sueño profundo, u otras tendencias inconscientes etc.
La ignorancia, en este sentido, es un estado de “no consciencia” de nuestra verdadera realidad o esencia. Esto es lo que se llama también falta de sabiduría. Como a veces la sabiduría la asociamos a cualquier conocimiento profundo sobre cualquier tema, es decir, a tener un conocimiento profundo sobre aspectos de la realidad de forma dual, aquí dejo claro que la sabiduría a la que me refiero en este contexto es la “sabiduría innata” pues el reconocimiento se hace sobre el estado verdadero o fundamental de lo que es la esencia de nuestro yo, ser o consciencia. Es importante entender, que ese estado fundamental en su aspecto original impoluto es inherente en el propio yo, ser o consciencia, de ahí la designación de “sabiduría innata”, pues es el reconocimiento del aspecto último o real de la consciencia que es autoexistente. Entonces, cuando reconocemos ese estado en su aspecto puro no dual, tal cual es, eso es la “sabiduría innata”, porque ya existe así, de esa manera, en su estado natural, sin importar lo que nosotros hagamos. En ese momento de reconocimiento, la consciencia se está viendo o reconociendo a sí misma.
Lo que se está reconociendo es lo que se llama el “suelo” o la “base” y es la semilla de Buddha, o el Dharmakaya, el cuerpo esencial de la unión del vacío o espacio y la consciencia. Cuando uno lo reconoce, esto se llama “Jñanakaya”, lo que significa, el cuerpo o la dimensión donde se revela la “sabiduría innata”, porque, aunque la semilla de la mente despierta o iluminada, esté ahí, si uno no la ve o la reconoce, no se Re-Ilumina, por lo tanto, esa semilla nunca dará fruto, o dicho de otro modo, el fruto de no reconocerla es samsara (la percepción confusa). El fruto de reconocerla son las cualidades de la mente iluminada que implica la manifestación del Sambhogakaya (cuerpo de gozo) y del Nirmanakaya (toda posibilidad de cuerpos de manifestación).
Una vez uno investiga la naturaleza de la mente y reconoce lo que es, entonces, la visión se ha dado. Pero para que la visión se dé, uno necesita aprender a ver, o, dicho de otro modo, necesita activar la “visión profunda”, un tipo de visión o forma de ver que a nivel ordinario está inactiva, es decir, no se promueve, no se usa, es por esto por lo que somos ignorantes o ciegos a la verdad.
Por lo tanto, ¿cómo se activa la visión profunda? Aquí es donde debemos aplicar lo que he explicado antes, la investigación y el reconocimiento. Cuando esto se hace bien, obtenemos la visión, que es la base para la Re-iluminación. Otra vez, insisto, lo que vamos a ver es algo que ya existe, que ya está ahí desde el principio. ¿Desde el principio de qué? ¡Desde el principio de nuestra existencia o consciencia, claro! Ahora vamos a intentar descubrir cuál es la esencia de la consciencia, y cual es su principio, es decir, cuál es su origen.
Lo que vamos a examinar primero es la esencia del observador, que en realidad es, el punto focal de nuestra consciencia, donde sentimos o creemos que “nosotros” estamos ubicados. Nuestra tendencia ordinaria e ignorante es simplemente creer o sentir que “nosotros”, nuestra consciencia, ve o experimenta desde un lugar, ¿no?, pues esto solo es debido a nuestro hábito de identificarnos con una forma y un nombre. Por lo tanto, ahora vamos a investigar y a ver directamente más allá de la forma y del nombre, es decir, vamos a ver qué es la consciencia, cuál es su principio y dónde está; de qué está hecha y cuál es su base o fundamento.
Para esto, debemos estar muy concentrados en la consciencia en sí. Lo que queremos ver es qué es o quién es ese observador que creemos que está ahí, observando, pensando, experimentando etc., por lo tanto, primero uno “ubica” o se centra en el observador o experimentador, que en realidad no es otra cosa que lo que vulgarmente llamamos “yo”. En realidad, esos a los que llamamos, “yo”, “ser” o “consciencia” no son diferentes, son lo mismo. Es importante que seamos conscientes de que aquí no es que haya un yo que va a investigar a otro yo, o una consciencia que va a investigar otra consciencia, ¡no existen dos yos o dos consciencias!, solo hay uno o una, solo es una cosa, aunque se exprese de miles de maneras, de formas, sensaciones, percepciones, nombres etc., aunque esto es infinito, solo hay un observador, un experimentador, una única consciencia. Esto tiene que quedar totalmente claro.
Una vez que sabemos ubicar esto con total claridad y concentración, entonces investigamos qué es esa consciencia, o sea, que uno se dispone con total intención a mirar con detenimiento y profundidad a la consciencia en sí, e investiga para realmente saber qué es, de qué está hecha, dónde está. No importa cuál de estas preguntas nos hagamos, todas llevan solo a un sitio, todas muestran solo la misma cosa, que es, la esencia de la consciencia o el observador. Es importante saber que aquí no vale con quedarse con una idea de lo que estoy viendo, más bien uno tiene que saber mirar directamente, mas allá de los pensamientos, o sin necesidad de usarlos o de depender de ellos.
Si uno mira bien a la consciencia, se da cuenta de que es vacía, de que es como el espacio. Esto no es una mera idea, ni una filosofía, no es algo importado de fuera, esto es lo que es la consciencia, es su realidad verdadera, este es el estado innato de la consciencia, donde no hay ni yo, ni mí, solo hay ver el vacío, ver que no hay lugar donde está, ni hay lugar de donde surge, ni tiene fundamento o base, ni está hecha de algo definible o encontrable. Esto tiene que verlo cada uno por sí mismo, este es el reconocimiento de la consciencia en sí misma, o la sabiduría innata. Se llama sabiduría porque antes uno creía que el yo, uno mismo, el sí mismo, era algo tangible, algo que tenía una ubicación, una posición, un lugar, un principio, mitad y final etc., pero cuando miras y ves, en este acto de investigación que requiere enfoque y decisión, uno realmente ve, descubre, activa o adquiere o despierta la visión profunda. En este contexto, la palabra “profunda” quiere decir de lo mas profundo que existe, quiere decir que no estás viendo algo superficial, algo ordinario, algo común, como lo que ves todos los días debido a la ignorancia y tus creencias intelectuales. Aquí estás viendo lo que es, por virtud de sí mismo, esto es la verdad última, la semilla de Buddha, o el Despertar Natural, esto es Dzogchen, la Gran Perfección Natural, el estado perfecto y puro por sí mismo, el Intocable, el Eterno, el Trascendental.
Uno tiene que ver esto por medio de la correcta investigación, y cuando lo ve, uno reconoce lo que es, y lo reconoce porque ya es así, es por eso que se llama “innato”, pues no ha sido creado porque lo he visto, o cuando lo veo, sino que es así eternamente, lo vea o no. Si no lo veo, si no lo reconozco, sigo en la ignorancia creyendo que esa consciencia vacía es una entidad, es alguien, con nombre y forma, con pasado, presente y futuro, que sale de tal sitio o momento y va a tal otro, todo esto, son solo cualidades de lo manifestado, es decir, del cuerpo, las sensaciones, los pensamientos, la fuerza vital, la vida de los seres, etc. Pero si miramos bien la esencia de esa consciencia no es así, no está en ningún sitio, ni viene de ningún sitio, ni va a ningún sitio, ni tiene forma, ni color, ni nombre, ni sustrato, ni base, no tiene nada que aparezca, en realidad, no es una apariencia, no se nos aparece, ¿porqué?, porque no tiene ninguna cualidad definible o encontrable, o dependiente, esto es lo que significa “pureza primordial”, este nombre apunta a su vacío.
Por otro lado, está claro que hay algo está viendo ese vacío. Ese algo no es un yo, no hay alguien viendo el vacío, es la consciencia en sí, que es clara y luminosa, la que está viéndose o reconociéndose a sí misma, por virtud de su propio poder de ver y por virtud de su vacío. Otra vez, esto es la “sabiduría innata”, el reconocimiento de la unión o inseparabilidad de la esencia vacía y la consciencia. Repito, la consciencia que es vacía se está reconociendo a sí misma, ¡no es alguien reconociendo algo!, el vacío que es consciente, que tiene claridad, que está despierto, se está viendo directamente tal cual es, es decir, está viendo que es vacío. ESTO ES LA VISIÓN. Aclaro, la visión no es simplemente estar atento a los pensamientos, o darse cuenta de que algo surge, esto todavía forma parte de la percepción dual; la visión es exactamente lo que he dicho antes; es cuando la mente o consciencia está reconociendo su verdadera esencia, o sea que no es que está viendo un algo, como algo surgir, sino más bien es que al ver su vacío, se dice que no ve nada, pero ahí, la mente, estando en la visión de su esencia, es CLARA, y está Despierta en Sí Misma. Esto es lo que se llama sabiduría no dual, Reconocer la Consciencia Primordialmente Pura en Sí Misma. Reconocer esto, ES LA VISIÓN.
Sin esto, no hay Re-Iluminación, no hay posibilidad de romper el ciclo de samsara. No importan los demás tipos de práctica que uno haga, da igual la paciencia que uno genere, o la moralidad o ética en la que uno se entrene, o la generosidad que uno promueva, o la diligencia que uno aplique, o la concentración que uno desarrolle, si esta visión no despierta, no se reactiva, y uno no ve lo que uno es, no se puede conseguir la liberación. Todos los caminos tienen que entrar por esta puerta, todos pasan por aquí, todos son una preparación solo para esto. El Buddha pasó tres eones acumulando méritos, y en su vida como príncipe Siddharta, esos méritos llegaron a su culminación, y entonces, en esa misma vida, desarrolló o despertó la visión profunda, y en cuestión de días consiguió la iluminación.
¿Cuál es la diferencia entre Siddharta y nosotros? En esencia ninguna, es decir, su esencia es la misma que la nuestra, todos poseemos la naturaleza de la mente en su estado puro y despierto eternamente, pero el camino para despertar a ella puede ser diferente. Algunos seres siguen el camino gradual de acumulación y purificación, y finalmente hacen lo que Buddha Shakyamuni, después de la gran acumulación, entonces usan la visión para el despertar. Otros siguen tantra, que es el camino que une desde el principio los medios hábiles y la sabiduría para así, en un periodo mucho mas corto, sin tener que depender de una gran acumulación de méritos tan gradual, ser capaces de conseguir la purificación de velos y la acumulación de méritos, junto a la visión profunda que revela la sabiduría, y de esa manera, poder despertar en una o algunas vidas a la mente iluminada.
Pero otros caminos, como Dzogchen y Mahamudra, o el Jñana Yoga, usan la introducción directa de un guru iluminado, para poder ver intuitivamente, sin necesidad de haber acumulado de forma completa y perfecta todos los méritos y la purificación, la naturaleza de su mente tal cual es. Es verdad, que nadie puede decir que para que esto ocurra no es necesario tener ningún mérito ni haber acumulado ninguna purificación. Es muy raro ver que alguien puede ver la naturaleza de la mente, incluso aunque le sea introducida, sin tener nada hecho, esto parece imposible. Pero lo que sí puede ocurrir, (de ahí el camino en sí de Dzogchen y Mahamudra) es que, si uno está en un cierto punto de maduración y apertura, pueda tener la visión de la naturaleza de la mente tal cual es, debido a la introducción del guru; esto hace que podamos acortar mucho el tiempo para la iluminación.
Pero, aunque esto sea así, por favor, no penséis ni por un momento, que simplemente por haber recibido la gracia de la introducción y haber podido echar un vistazo o haber visto intuitivamente lo que es la realidad de la mente, que esto ya es suficiente, que ya no tenéis que hacer nada, que nos podemos relajar y poco más. No, no van por ahí los tiros.
Después de la visión, uno debe fortalecerla con la meditación, uno debe saber como integrarlo a la conducta, y finalmente uno debe saber entrar en el fruto. Esto quiere decir que uno debe hacer un esfuerzo continuado y progresivo, no solo sobre la visión, sino que, usando mucha diligencia, debe aplicar correctamente todo lo que sea necesario para poder conseguir el fruto definitivo en esta misma vida.
Om Sarvesham Swastir Bhavatu
Que todos los seres sean bendecidos por la dicha T.T o “X”