La Clave del Verdadero Reconocimiento 7
Sábado a 24 de noviembre de 2018
Entonces, si finalmente entendemos cuál es la razón principal de querer reconocer la naturaleza de la mente, o la realidad última de los fenómenos o la mente, nos damos cuenta, en nuestro nivel relativo, de que estamos sujetos a todo un sinfín de emociones aflictivas y formas de conceptualización y percepción incorrectas debido a que como seres ordinarios solo vivimos en la realidad superficial de lo que percibimos o pensamos que percibimos, y creemos que como tal, existe ahí fuera de esa manera. Por lo tanto, lo que pretende la meditación es que uno investigue de forma más profunda la realidad verdadera de las cosas, porque de esa manera, llegando hasta el nivel último o también llamado “verdadero” uno realmente, no solo puede minimizar, sino que puede destruir la formación y experiencia de las emociones aflictivas junto con todo su despliegue de pensamientos, puntos de vista incorrectos, falsas percepciones, etc.
El fundador de las terapias del comportamiento cognitivo (científico americano amigo del Dalai Lama), que durante años estuvo investigando y trabajando con personas que sufrían de problemas de estrés debido a la rabia, pudo comprobar científicamente como cuando una persona tiene rabia no puede evitar ver al objeto de su rabia de forma negativa, pero no solo eso, sino que también comprobó que el 90% de las veces, la percepción de esa negatividad era debido a la proyección mental. Esto lo explica la ciencia hoy en día, pero el budismo y otras filosofías antiguas, ya hablaban de esto de una manera muy clara. No como una mera teoría o una imaginación pensada a la ligera por alguien, sino a través de exposiciones por parte de seres que poseen un alto nivel de análisis y comprensión sobre la realidad convencional y la realidad última de los fenómenos. En este caso me estoy refiriendo a Nagarjuna, quizás el filósofo más importante del mundo budista académico, perteneciente a la universidad de Nalanda en India, cerca de Bodhgaya. Nagarjuna explicó claramente cómo los seres humanos ordinarios, estando sujetos y basados en su percepción, en una continua conceptualización sobre las apariencias, no pueden evitar desarrollar ignorancia, apego y rechazo, junto con todo el resto de emociones aflictivas. Él comentaba que todo eso es debido a que nuestra forma de percibir la realidad o lo que se nos aparece es incorrecta. O, por decirlo de otro modo, está basada en una mera conceptualización que no ha penetrado el nivel superficial de la percepción de la realidad. Por lo tanto, todas esas emociones están basadas en fantasía mental, en una incorrecta interpretación de lo que percibimos.
Entonces, ¿qué ocurre cuando por ejemplo nosotros percibimos cualquier objeto fenoménico? Ocurre que no podemos evitar que sus cualidades, funciones, etc., parezca que formen una totalidad, es decir, que son algo integro, como irrompible. Es decir, independiente; pero conforme uno analiza e investiga y, por ejemplo, usa el método reduccionista, y va examinando las partes de ese objeto, se da cuenta, de que conforme las partes se van deshaciendo, o desmontando, o haciendo vacías, la integridad de la apariencia y funcionalidad o cualidades de ese objeto van desapareciendo. Lo cual demuestra que esa aparente integridad no era tal, era solo una falsa percepción de nuestra mente. Dándose cuenta de todo esto, desde los tiempos de Buddha, entonces, lo que él y otros maestros posteriores enseñan, incluyendo hasta nuestro maestro, es que, si nos dedicamos de una manera metódica y consistente a examinar y profundizar en la realidad verdadera de las cosas, los seres sintientes conscientes, podemos trascender el sufrimiento, que significa trascender la ignorancia y las reacciones de apego y rechazo que vienen con ella. Y esta es la base de la razón de por qué hay que meditar, de cuál es su función, y finalmente qué se busca y cuál es el resultado: la trascendencia y la eliminación de una forma de percibir incorrecta o falsa. Y eso es todo. Una vez que eliminamos esa ignorancia o forma de percibir incorrecta que está basada en una no investigación de la realidad, el problema está resuelto. Todo esto es también lo que explica el Jñana Yoga y el Yoga Vasistha.
Ahora, aquí he usado un ejemplo del mundo fenoménico externo para explicar la razón del camino general de la sabiduría. Pero nosotros, en Dzogchen y Mahamudra, no nos esforzamos tanto en investigar los fenómenos externos, porque aunque eso tenga su propósito y produzca efectos, en realidad, los grandes realizados del pasado se dieron cuenta de que uno podía sufrir demasiadas desviaciones a través de este método. Además de ser más lento que el que se usa en el camino de la mente directamente. De esta manera, por transmisión de maestro a discípulo, se dio el camino de transmisión de las enseñanzas sobre la mente o percepción directa de la realidad. Ahí, justo donde se da todo, en el centro de tu mundo, LA MENTE. Y de ahí nos viene toda la joya de las enseñanzas que no paramos de recibir.
Por lo tanto, la investigación sobre la mente es lo más importante. Simplemente porque es a través de la mente. Y es más, es por la mente en sí, es dentro de la mente, donde en realidad se da todo nuestro mundo, ya que toda la validez de nuestro mundo se la damos a la mente. Es decir, nosotros experimentamos lo que la mente experimenta tal y como ella lo percibe y lo construye. O sea que, si nuestra forma de percibir, pensar y sentir es incorrecta porque está basada en una forma superficial, que a su vez está sujeta y basada en conceptos, decidme ¿quién puede decir que algo de lo que percibe es real? Y ¿Cómo nos podemos fiar de nada de lo que percibimos? No no…, realmente pensadlo, ¿en qué está basada nuestra seguridad sobre nuestra percepción de la realidad de lo que vemos, si la mente en sí, que es como unas gafas, ya está manchada o sujeta a un velo (que en realidad son los conceptos y puntos de vista incorrectos)? ¿Qué decís? ¿Qué pensáis?
Pues sí, el problema es bastante grave. Entonces, una vez llegamos a esa comprensión, si no superamos el nivel de estar sujetos a los pensamientos que nos describen todo lo que percibimos y creemos de la realidad que vemos, no podremos salir de samsara, o lo que es lo mismo, no podremos dejar de sufrir. Y si uno entiende esto, y si uno entiende que solo cuando entrena, adiestra, penetra la realidad de su mente y ve su verdad, es la única forma de trascender el sufrimiento, ¿realmente no se va a poner a ello? Si una persona se da cuenta de todo esto, ¿realmente va a perder el tiempo en seguir construyendo y fiándose de una ilusión?
Pues las malas noticias son que si….JA JA JA JA… por desgracia, la decisión de ponerse a romper las cadenas del sufrimiento no ocurre con una simple comprensión. Ojalá fuera tan sencillo. Nos ahorraríamos tiempo, dinero y energía, TODOS. Pero no es así. Es más complejo, debido a la complejidad de la falsedad, de samsara, de la ilusión, del autoengaño, de las falsas expectaciones, de los falsos deseos, de los falsos logros que creemos que nos esperan incluso aunque no paremos de sufrir y no tengamos ningún control sobre nuestro mundo emocional ni mental; incluso aunque podamos ver esto, no es fácil decidir ponerse a trascender el sufrimiento de una vez por todas, cueste lo que cueste, hasta el final.
Pero, en fin, aquí estamos y ahora tenemos la oportunidad de cambiarlo todo si eso es lo que queremos.
Así que con todo lo que he dicho como base, para no extenderme mucho mas hoy, vamos a retomar la base del proceso: la Clave del Verdadero Reconocimiento, que es simplemente, el hecho de investigar, ver en nuestra mente, qué es verdad y qué es mentira. Qué se sostiene al final, en qué queda todo, cuál es la realidad propia y definitiva de la mente, qué es la mente en su estado natural, en su estado no fabricado, en su estado genuino, original. Es decir, qué es por sí misma, lo cual también se llama “la mente como tal” o Tatagatha. Qué es lo que es sin que yo haga nada, ni crea u opine sobre si es o no es. Qué es de por sí, más allá de que entienda o no. Es más, qué es lo que hay ahí antes de entender o no, que hay antes de que aparezcan los pensamientos, ¿es lo mismo que hay mientras parece que perduran y luego cuando desaparecen? A veces a esta mente en Mahamudra se la llama “mente ordinaria”. No desde el punto de vista de ordinario como ordinariez, significando la mente que simplemente piensa, siente o conjetura, aquí mente ordinaria es la mente fundamental, la mente básica, o lo que simplemente es “ser la mente”. O sea, la práctica consiste en preguntarse ¿qué es la mente? y uno va y lo mira.
Cuando uno mira, la primera impresión es que parece que uno mira desde un sitio, ¿a que sí? Parece que uno está en cierto lugar dentro de la mente y que mira algo que aparece delante de ella, como si hubiera ojos o algo tangible ahí dentro que mira. Y a eso, la mente que conceptualiza, lo llama “yo”. Pero no solo es un pensamiento es una sensación, porque las dos cosas van juntas. Entonces esto genera una experiencia de algo real o tangible, una supuesta entidad.
Pero fijaos bien, si te colocas conscientemente en esa experiencia de esos supuestos ojos que ven y simplemente miras a ver dónde están esos ojos o qué son (que al final es como decir, dónde está ese yo y qué es), la primera experiencia que te encuentras es “nada”. Es decir, que no encuentras nada, y eso todo el mundo lo puede experimentar, eso es conocimiento universal.
En realidad, esa pregunta e investigación probablemente, nunca se nos había ocurrido hacerla como algo claro y decisivo dentro de nosotros; quizás sí hemos podido tener ideas superficiales sobre “qué soy yo”, etc., en nuestra vida, supongo que sí. Porque en cierta manera todos nos podemos preguntar eso. Pero lo que se explica aquí, que sale de los niveles más profundos y reveladores de la realidad verdadera (que vienen del camino de Dzogchen y Mahamudra), es un tipo de investigación muy dirigida y enfocada. Muy directa al observador, a la mente en sí. O sea que no es una pregunta superficial con la mente conceptual. Esta pregunta, en este camino y proceso, se parece más a cómo usar un instrumento para realmente descubrir algo que hasta ahora no habíamos visto ni entendido directamente por nuestra propia experiencia.
Por lo tanto, nos preguntamos eso y miramos de esa manera dentro de esos ojos de percepción o sensación de yo consciente que parece que es el testigo de todo lo que aparece, dando la sensación de que todo aparece delante de uno. Pues bien, aquí usamos esa apariencia de la realidad de nosotros mismos o nuestra consciencia, para ir directamente al grano, y con la pregunta en la mente de querer ver qué es y donde están realmente esos ojos de percepción, buscamos, y realmente no encontramos nada. Esto no se da así porque estamos haciendo algo mal, no, al contrario, simplemente por primera vez estamos descubriendo algo que no habíamos visto hasta ahora.
¡CHACHO! Que cuando miro no encuentro ¡NA!, ¡Na de Na! Eso se llama el GRAN VER, porque la mente se está viendo a sí misma. También se llama ver la no dualidad de la mente, es decir, estás viendo EL UNO, lo único que es y queda. Y ese uno, esa mente de esa manera como la estás viendo, es La Realidad Verdadera, genuina y primordial de la mente en sí, del estado “tal y como Es de lo que Es”. Este estado no es fabricado por nadie, no es producido por nadie, es AUTOEXISTENTE, AUTOCONSCIENTE Y AUTOLUMINOSO. Es decir, es lo único que no depende de nada. Ni factores, ni circunstancias, ni partes, ni pasado, ni presente ni futuro; lo trasciende TODO, absolutamente TODO. Es intocable, inmutable, indestructible, es la excelencia del Ser, y es lo que tú eres. Al investigar, mirar y ver lo que es la mente y la consciencia que está siendo consciente de sí misma, aparte de que no vemos nada, ¿no queda y está ahí todavía la consciencia en sí? ¿Eso que parecen los ojos, pero sin haber ojos? Pues este nivel de percepción es la Luminosidad Innata en Sí Misma.
Y esta es la base de todo lo que existe, fenómenos, mundos, percepciones, conceptos, samsara, nirvana, buddhas, seres ordinarios, etc., etc., No hay nada que se pueda dar o existir fuera de esto. Pero ahora viene lo más fuerte. TODO en realidad, a nivel último, que es el que nos interesa, está hecho de esto. Sí sí, de esa consciencia o mente o cualquier nombre que le demos, porque está libre de nombres. Todo lo que percibimos, sentimos, los objetos, los elementos, TODO absolutamente en su estado puro y genuino, en su estado verdadero, solo es esta “consciencia”, “mente”, “yo”, “testigo”, “Atman”, “Ser”, “Dios”. Sea lo que sea que digamos, eso no existe ahí dentro porque eso es pureza primordial completa. Es un estado de absoluta perfección, absoluta quietud y paz, absoluto conocimiento de sí mismo. Y este nivel se llama realidad verdadera o última. Esto es la sabiduría innata primordial no dual. Esto es la iluminación. Esto es la base, el camino y el fruto de todo lo que aparece. Esto es algo que no se puede definir, que no se puede encontrar como algo concreto en ningún sitio concreto, pero que es lo que Es, eternamente continuo, sin principio ni final, y nunca puede dejar de ser eso, porque es vacío de todo. No es definible, ni está hecho de alguna sustancia, por eso es pureza primordial. Y esa pureza primordial vacía es luminosa, es consciente, es lúcida, tiene conocimiento.
Por lo tanto, nadie puede decir que no lo puede ver, o que no ES Eso. No puede decir: “quizás intentaré verlo mañana”, porque el que entiende esto justo que estoy diciendo, se da cuenta de lo que significa Dzogchen y Mahamudra. Despierta a su naturaleza real, pura, vívidamente consciente y trascendental.
Entonces aquí meditación es reconocer eso y decir Eso Soy Yo. Y simplemente quedarte en eso que eres con total confianza. Pero si no miramos y reconocemos, simplemente se quedará en una mera comprensión intelectual, e incluso podía parecer que algo ha cambiado, pero en realidad esa mera comprensión no nos va a solucionar el problema de la dualidad ni del sufrimiento. TENEMOS QUE MIRAR Y RECONOCER.
Así que RECONOCERLA YA, Eternamente Ya.
ENSEÑANZAS Y ACLARACIONES
Lo mismo ocurre con nuestra conciencia; ¿existen apariencias aparte de la pura conciencia no dual?
La conciencia y la apariencia, esa apariencia ¿existe aparte de la conciencia, como la pulsera y el oro?
¿Existe una pulsera aparte del oro? ¿Existe una apariencia aparte de la conciencia? O ¿solo hay pura conciencia no dual? Por lo tanto, apariencia eso es una designación, es un mero nombre que no existe como entidad. Sin embargo, la verdadera realidad de lo que llamamos apariencia, es pura conciencia no dual.
Entonces, esto es una forma de explicarlo, pero realmente hay que pensar: ¿es la pulsera oro? La pulsera no es oro, porque la pulsera no existe. La pulsera es un nombre, pero no existe, por lo tanto, no hay pulsera que sea oro, ¡porque no hay pulsera para empezar! Solo hay oro, para empezar, durante y después solo hay oro. Pulsera es un nombre, pero ese nombre no existe, como algo dentro del oro, nunca, ¿lo entendéis?
Ahora lo llevamos a la conciencia, porque ahí, con la pulsera y el oro es fácil, pero aquí no es tan fácil. ¿Qué son las apariencias? Pensadlo. ¿Qué es la pulsera? Entonces, el oro adopta una forma y la mente lo llama pulsera, entonces, la mente en su manifestación de energía y luz adopta una forma y la mente la llama con un nombre. Nosotros cuando la llamamos creemos que eso que nombramos existe en eso de esa forma, entonces parece que eso que es arbitrario, de pronto toma una realidad tangible, concreta, pero eso que tu nombras, nunca ha existido ahí dentro, es un mero nombre. Entonces, todo lo que nosotros percibimos de aquí es un mero nombre, absolutamente todo, como la pulsera, como el nombre de la pulsera. Entonces si todo lo que percibimos es un nombre, ¿cuál es su realidad fundamental? ¿Cuál es la realidad fundamental de todo? ¿Qué es lo que le da la realidad a todo? Entonces te das cuenta, que es tu Conciencia. No le da realidad a todo el nombre, es la Conciencia la que le da realidad a todo, no el nombre. El nombre es parte de la mente que también es energía, como cualquier otra cosa. Es importante que examinéis eso. Mientras creamos en el poder del nombre es difícil romper la dualidad. Nosotros estamos acostumbrados a nombrar, y eso solidifica una cosa que no existe. Da igual que busquemos justificaciones y que parezcan que existen, no existen, es un nombre. Lo único que sí existe, es la Conciencia, que está ahí presenciándolo todo, eso sí existe.
ENSEÑANZA FINAL DE LA SESIÓN
Vosotros pensadlo. Cuando os vayáis de aquí, ¿qué importa lo que hayáis trabajado, las posesiones que tengáis, las amistades que tengáis, las cosas que tengáis, las joyas, las cualidades que tengáis?, todo eso que habéis hecho en vuestra vida ¿qué importa? ¿Qué importa si te han tratado bien, si te han tratado mal…? cuando finalmente te vas, ¿qué importa? Entonces, no os esperéis al último momento para ver la no importancia de eso, vedlo ahora y sacar provecho, ¿entendéis? Porque da igual lo que hagáis en el mundo ordinario, nada de eso importa, ni te ayuda para la realización, para liberarte, nada, solo importa si acumulas, solo te ayuda lo que acumulas de medios hábiles y sabiduría, nada más, todo lo demás da igual. Si tienes 5, si tienes 10, si has trabajado 20 años, si has ganado más, si has ganado menos, si has comido más, si has comido menos, nada de eso importa. Entonces no os esperéis 30 o 40 o 50 años para daros cuenta de que eso no importa, miradlo ahora y haced algo con eso que estáis entendiendo, ¿lo entendéis? Pues es tan sencillo como eso.