Nosotros no podemos asesorar, ayudar o decir a alguien lo que es la verdad si no quiere oírla. Eso es lo primero. Si una persona no tiene disposición, es mejor no hablarle de todo esto, porque si genera rechazo es peor. Si a una persona le hablas de lo que tú crees que es verdad, incluso aunque sea verdad, pero no está dispuesta y genera rechazo, eso es peor que si no le hablas. Lo segundo es que si tú quieres influenciar (no hablando o con un acto), simplemente irradiar esa verdad, tienes que estar en esa verdad, porque si solo se queda en un concepto o conocimiento conceptual, aunque se sepa que es verdad no se puede transmitir de verdad. La única forma de transmitirlo de verdad es que tú estés en esa consciencia y vivas eso que estás diciendo que es verdad. Si lo vives de forma natural, incluso aunque no lo hables, poco a poco, las personas que tienen conexión contigo se van beneficiando de eso y, tarde o temprano, algún día, por tu fuerza en ese estado es posible que se den las circunstancias para que esa persona despierte un interés. Si todo eso ocurre de forma natural es bueno hablarlo, pero se tiene que dar de forma natural y tú estar en esa verdad, entonces puedes hablarlo. Tú nunca pienses “voy a ver si se lo digo a esta persona” o “voy a ver si esta persona quiere escucharme”. No. Eso no funciona. El camino espiritual es una voluntad personal, nadie puede decirte lo que es o lo que no es. Pero si alguien tiene la búsqueda y el anhelo de conocer la verdad, se abre. Entonces está dispuesto a pararse y a escuchar, a partir de ahí, semilla trás semilla, empiezas el camino. El camino del autoconocimiento. Esa es la forma desde mi punto de vista y como la entiendo de acuerdo a los caminos. Tiene que ser algo natural, la mejor forma de transmitirlo es si tú estás ahí. Si no estás, aunque hables de eso no se puede transmitir.
