No es lo mismo amar a la pareja o a la madre de una manera correcta que hacerlo desde una cualidad perfecta e inconmensurable.
La primera es una cualidad ordinaria porque está influenciada por tus gustos, por tus disgustos o por las circunstancias que te rodean.
Con respecto a hacerlo desde una cualidad perfecta e inconmensurable ya no se puede reducir a la madre, los hijos o la pareja, etc. Ya que engloba a todos los seres, no tiene nada que ver con el primer tipo de amor, este es otro nivel.

Si una persona quiere desarrollar virtudes o cualidades espirituales, dentro de las que ya existen en un nivel ordinario como puede ser la paciencia, se está llevando esa cualidad a la perfección y la perfección requiere de dos prerrequisitos para que pueda considerarse como perfección.
- La primera es altruismo puro, basado en amor y compasión, por lo tanto, cuando se piensa más en el beneficio de los demás que en el de uno mismo, se puede cultivar esa cualidad perfecta e inconmensurable.
- La segunda consiste en entender que todo eso que se está generando es vacío de naturaleza intrínseca, es decir, que no tiene una entidad última y aparece como una ilusión.
La conjunción de estos dos prerrequisitos te lleva a culminar la perfección de esa cualidad. Sin el altruismo y la sabiduría, no puede perfeccionarse.
