El ego aparece igual que todo lo demás, es decir, como una manifestación de la mente o del pensamiento, y eso quiere decir que, debido a la relación o combinación del cuerpo y de la mente, que son dos cosas distintas, la mente designa o nombra algo, y eso es lo que aparece como si fuera una entidad, sea el yo o sea cualquier fenómeno.
Pero esto no implica que ese fenómeno, o ese yo, no exista. Es decir, la mente aplica un nombre a un conjunto de cosas porque esa es una de las capacidades de la mente. No solo puede conocer, sino que también aplica nombres, analiza, cuestiona, investiga, etc. Todo eso son funciones de la mente.

Cuando la mente aplica un nombre, está claro que siempre lo hace sobre una base de apariencia, la cual la denominamos el conjunto de los agregados de esa cosa. Si es una mesa, aparece algo que es un conjunto de partes, a las que la mente, cuando las ve como una unidad, le aplica un nombre, y eso es lo que llamamos esa cosa, esa entidad.
Pues en el caso de las entidades de la persona, el yo, es el conjunto del cuerpo y la mente, y ahí están las partes que componen el cuerpo y la mente, y sobre esas partes, la misma mente designa una entidad. Ahora, ¿cuál es la función del nombre? Pues básicamente es para poder distinguir las cosas de acuerdo a sus funciones, para poder darles uso, es decir, para poder hacer algo con ellas y que todo no sea una confusión. Por lo tanto, el nombre, la entidad es una designación de la mente que sirve para que la mente pueda tener más claridad, pueda definir la apariencia de los fenómenos y hacer algo con ello, y lo mismo con el yo personal.
Entonces, dependiendo de la escuela filosófica o incluso de las diferentes religiones, etc., unos explican ese yo de una manera y otros de otra. Pero básicamente podríamos decir que ese yo tiene como dos niveles: uno puro y otro impuro. El impuro es el que se mueve simplemente a nivel del pensamiento superficial de la designación burda de los conceptos que nombran las cosas. Eso sería el yo inferior o el yo impuro o burdo. Por otro lado, tenemos un nivel más profundo de ese yo, que es cuando la mente se pone a dilucidar o investigar cuál es el origen o la realidad verdadera de ese yo. Entonces, ahí uno llega a ver la esencia de ese yo, o de esa apariencia de entidad como algo que trasciende la propia mente conceptual, y eso los hinduistas lo llaman Atman.
Los budistas, dependiendo de la escuela y de la forma explicativa, lo pueden llamar el vacío de entidad o también se puede llamar Yo Superior o Yo Puro, dependiendo del método que uno use para resolverlo. También se puede llamar la Deidad o Divinidad, o el aspecto divino de las cosas, incluyendo a los individuos, claro. También se puede llamar naturaleza de Buddha, o Consciencia Pura o Realidad Última como la unión de la luminosidad y el vacío.
Es decir, el yo no es un error, pero si no se ve lo que es realmente en todos sus niveles, si uno no profundiza, solo se queda a nivel superficial y eso trae confusión, porque uno se queda solo al nivel de la multiplicidad de los conceptos, y eso es confusión.
Por otro lado, si uno ve la realidad verdadera de la entidad o el yo, se da cuenta de que es algo que sirve como instrumento de designación, lo cual posee una sabiduría que es la del discernimiento, porque permite que la mente clasifique y distinga.
Y por otro lado, la mente que ya ha profundizado en la verdad de las apariencias y la mente, no solo ve eso, sino que también ve la realidad verdadera de esa entidad, tanto a nivel fenoménico como apariencial, como a nivel mental interno. Y ahí es donde se unen los dos niveles: la mente como origen, viendo su realidad última o fundamental como pureza primordial, y el nivel de la apariencia, como manifestación de esa pureza primordial o luminosidad innata.
Por lo tanto, en el nivel último, uno puede ver que la apariencia es solo la manifestación de la luminosidad innata, es decir, es el aspecto visible, manifestado, expresado de la naturaleza última. Y por eso también es puro. Es decir, por eso todos los fenómenos también son puros, son nirvana, y por eso no están separados de la realidad última. Por lo tanto, incluso el ego, el nombre, los conceptos, cuando se realizan como lo que son, no son perjudiciales, no estorban, no ocultan o perturban la realidad verdadera, porque simplemente son expresiones de la consciencia pura vacía, que posee sabiduría innata o primordial.
Y esto es la Gran Unión de las dos realidades, de la mente y sus apariencias, del Atman con el Paramatman, del yo ordinario con el Yo Trascendental, del individuo con la Deidad, etc. Esto es la esencia del Yoga, de la Religión, del Dharma, etc. Esto es la esencia de por qué todo se da, todo existe. Es para realizar todo esto así, tal cual. Porque esto te hace vivir en la plenitud máxima de todas tus capacidades como ser consciente, y esto también se llama el Despertar.
