En primer lugar tiene que tener un deseo de conocer la verdad. Si no hay deseo de conocer la verdad no puede aparecer un estudiante, o lo que es lo mismo, un aspirante. Es aspirante, porque existe una verdad que no se conoce y se aspira a conocerla.

Ese aspirante necesita unas cualidades como soporte, que son cosas que se van a tener que abandonar y otras que se van a tener que adoptar. Las cosas a abandonar son todos los apegos mundanos, todos los deseos egoístas. Si no se abandonan es difícil que se pueda ser un buen aspirante. Por lo tanto, cuando una persona se hace discípulo, se está abriendo a través de cierta fé a escuchar la verdad, ya que esta verdad no se puede ver y ni siquiera se puede ver al Gurú como la verdad última, porque simplemente se le ve como una persona ordinaria.
La forma en la que una persona se aproxima a la verdad se llama “Satsang” que quiere decir, la cercanía con aquel o aquellos que sostienen el conocimiento y las cualidades de esa verdad. Poco a poco, con ese contacto y ese conocimiento que se va escuchando, dicha persona se va purificando, se va haciendo sátvico, más armonioso, y se van generando cualidades de visión pura, altruismo, ecuanimidad, paciencia, etc. Uno está dispuesto a tomar esos compromisos que afectan al cuerpo, el habla y la mente, para poder alcanzar esa verdad.
Cuando se está dispuesto a todo eso, se es un buen discípulo. Cuando no se está dispuesto a eso, no se es un buen discípulo. Y cuando estás dispuesto a eso pero rompes los compromisos, ya no eres un discípulo.
