Ser conscientes. ¿Quién es el que todo lo ve? ¿Quién experimenta todas las cosas? ¿Quién conoce el cuerpo? ¿Quién conoce las sensaciones? ¿Quién conoce las percepciones? ¿Quién conoce los pensamientos? ¿Quién conoce todas las cosas? ¿Quién es consciente de todas las cosas? ¿Está realmente dentro del cuerpo? ¿El conocedor depende del cuerpo?

Hay que darse cuenta de lo que es la consciencia. La consciencia no es material, no tiene partes, no empieza en un lugar y termina en otro, no está hecha de ninguna sustancia, no tiene compartimentos, no tiene divisiones, no separa nada. Dentro de ella todo se da, todo se percibe, todo se conoce. Eso quiere decir que penetra todas las cosas. Penetra este cuerpo y todos los fenómenos de este mundo: el sueño profundo, todos los sueños, la vigilia, todo. Ella es totalmente espaciosa, totalmente penetrante, lúcida. Es en ella donde se da todo y ella es la base de todo. Si quitas “ella” no hay nada, pero en ella se da todo y aún así no se inmuta, no cambia.
Da igual lo que la consciencia perciba o lo que conozca, porque no cambia en ser lo que es: consciencia pura, lúcida y espaciosa. No está en ningún sitio, ni dentro ni fuera del cuerpo, ni en el pasado, ni en el futuro, ni en el presente. Es ininterrumpida, totalmente pura y ninguna cosa la toca, la cambia, la perjudica o la mejora, es trascendental y primordialmente pura. Es lo que es, continua y eternamente.
Date cuenta de tu mente, de tu consciencia, aquí y ahora mismo. ¿Quién conoce los pensamientos? ¿Quién conoce la ignorancia? La luminosidad innata es la única que conoce. El pensamiento no puede conocer la ignorancia, porque ya es ignorancia. Sólo el que no es ignorante puede conocer la ignorancia. La mente en sí misma está libre en esencia de ignorancia, de pensamiento, de dualidad, de hacer o no hacer. Tenemos que reconocer que es una presencia natural y espontánea. Eso no depende de nuestro esfuerzo, ni del tiempo, ni de nada. Directamente está continuamente allí donde nosotros estamos. Donde nosotros estamos no es este cuerpo, es la consciencia. ¿Dónde no está la consciencia? Si es sólo espacio ¿Dónde no está? ¿De dónde viene? ¿Hacia dónde va? Hacia ningún sitio, no se mueve del espacio, es inamovible. Todo se da en ella, todo surge en ella, todo se disuelve en ella, todo se experimenta en ella. Y si ella no estuviera, no habría nada, ni experiencia, ni apariencia, ni conocimiento, nada. Todo esto es el reflejo sólo de nuestra consciencia. Cuando estemos en la consciencia pura, el reflejo será puro. Mientras que estemos en conceptos, vemos nuestros conceptos manifestados, todo lo que percibimos. Vemos a través del filtro de los conceptos. Todo en esencia es puro, todos los conceptos, pero hay que verlo y realizarlo. ¿Por qué es puro? Porque sólo sale de la consciencia pura, no puede ser otra cosa. No sale de ningún otro sitio.
¿De dónde salen mis percepciones? ¿De dónde ha salido la consciencia de que está aquí el cuerpo? De mi consciencia pura ¿Quién lo percibe? ¿Dónde está la experiencia del cuerpo? ¿Dónde está que crece, madura o enferma? ¿Dónde está esa experiencia? Está en la consciencia pura. Sin embargo, ella no es tocada, ni por la transición del cuerpo, ni por la vejez, ni porque sea más fuerte o menos, ella no es tocada, siempre es la misma. Todos lo podemos examinar directamente. No hace falta filosofías, conjeturas, ni que intentemos analizar, dilucidar con pensamientos o con diferentes tipos de puntos de vista. Directamente nuestra mente está aquí, ahora mismo, tal cual es. Más allá de los pensamientos, ella es, porque conoce los pensamientos. Más allá de las sensaciones, ella es. Más allá de los cuerpos y la apariencia, ella es. Y es lo único que es y lo que continuamente es. Todo lo demás va y viene, aparece y desaparece y es como un sueño, como una ilusión. Sin embargo, está impreso de consciencia pura, está impreso del vacío innato.
Nada surgiría si fuera algo de verdad, si tuviera entidad, no surgiría. Surge porque es vacío. La esencia del vacío hace que todo pueda surgir y todo pueda experimentarse, no la esencia de la entidad. No existe entidad en ningún sitio. No la encuentras nunca en ningún sitio. La mente está libre de mente, está libre de entidad, por eso se dice que es primordialmente pura. Los fenómenos están vacíos de fenómenos, por eso son originalmente puros. Allí donde se dan y donde se resuelven son puros. Nadie tiene que hacer algo para resolver nada, sólo morar en la consciencia de lo que es, que es consciencia despierta, lúcida por sí misma, sin que venga ni vaya. ¿Por qué es por sí misma? Porque es espaciosa, por eso no depende de nada.
La consciencia pura del momento presente, de lo que es ahora mismo, no es estática, fluye continuamente como una experiencia ininterrumpida. Se conoce a sí misma y conoce todo lo que surge que está dentro de sí misma, no hay nada que se escape. Daros cuenta, observadlo. No hace falta esperarse a purificar nada, ni a generar nada, ni a analizar nada. Si os dais cuenta de lo que hay aquí ahora mismo, sólo hay eso y esto es lo que se llama “introducción directa”. Yo os estoy apuntando a una realidad que está dentro de vosotros, que ya existe de esa manera. No estáis ganando nada nuevo, pero tenéis que reconocerlo. Si no lo reconocéis, no saldréis del sufrimiento, seguiréis dando vueltas en samsara. Eso es lo único que hay que reconocer.
Cuando visualizo deidades las visualizo con la consciencia pura de lo que soy y las visualizo dentro de mi mente. Sé que son vacías, pero tienen una función, tienen una cualidad, un efecto. Sirven para poder hacer cosas con los seres, pero no creo que eso exista de ninguna manera concreta, no deja de ser parte de mi consciencia pura y una manifestación de mi consciencia pura. Todo se puede hacer desde la consciencia pura porque ella siempre está, por eso se puede hacer, pero tienes que reconocerlo, tienes que hacerlo desde ahí. No desde el pensamiento, no desde la dualidad del apego y del rechazo, porque entonces, aunque ella sea eso, si no lo vives y no se actualiza, no se presenta, no expresa su viveza, su cualidad, su realidad verdadera, entonces está sujeto a lo que piensas. Eso es la cosificación. Hay que reconocer dónde se da todo, cuál es la esencia de todo en ti, en tu consciencia pura. No hay ningún otro sitio. La realidad verdadera está aquí, en lo que llamas “Yo”, en lo que llamas “el percibidor”, no está en otro sitio, sólo está ahí y todo está contenido en ella. Saber eso es relajaros en vosotros mismos continuamente, sin ningún esfuerzo, sin buscar ni querer otra cosa y eso mantendrá su estado natural ininterrumpido de fluidez de consciencia. Porque es una fluidez de consciencia que no es nada, no se puede agarrar, ni encontrar de ninguna manera, por eso es continua, porque es espaciosa, porque no es nada. Si fuera algo, tendría bloques, sería discontinua, pero no es algo. Tampoco no se puede negar la luminosidad ininterrumpida, la consciencia ininterrumpida. Ahora simplemente hay que dejar ser, no hacer nada, y ahí está, lúcida, limpia, todo lo conoce, todo se da en ella, pero ella no se mueve. Hay que reconocer sólo eso. Esto es “la introducción a la visión”.
Que todos recibamos las bendiciones de todos los santos, gurús, budas, dakas y dakinis. Santas Madres, protegednos continuamente. Quitadnos los obstáculos y dadnos a entender y destruir el agarre a la entidad y que, de esa forma, samsara y la dualidad se erradiquen totalmente dentro de nosotros purificándose en la esfera primordial de la consciencia pura. Que eso podamos llevarlo y transmitirlo a todos los seres, porque es la única vía, directa, de iluminación natural, sin esfuerzo y que ya existe de forma continua y presente en todos los seres. Que podamos conseguirlo nosotros y todos los demás.
Que así sea.
